Los emblemáticos poblados de Bahía de Navidad están a menos de 70 kilómetros de Manzanillo y a poco más de 200 de Vallarta. Se trata de un destino ideal para aquellos que quieren dejar Guadalajara pero no se sienten demasiado atraídos por el turismo de masas o pretenden, en esta ocasión, un descanso más placentero.
Para quienes buscan la paz, lo pintoresco y la cercanía con la naturaleza, los poblados de Melaque y Barra de Navidad son una propuesta ganadora. Un par de comunidades tranquilas, pueblos de pescadores con una rica tradición cultural basada en viejas costumbres y una amabilidad a toda prueba, separadas por un pequeño camino de cinco kilómetros y hermanados por las aguas azules del Pacífico.
El oleaje en Bahía de Navidad es suave y las playas de su extensa franja costera son semi vírgenes, lo que hace de los paseos en esa arena entre café y dorada, algo íntimo pero no por eso carente de oportunidades para la diversión que ofrecen el surf, la pesca, el buceo y el snorkel o simplemente el disfrute de una fauna local tan diversa que cuenta con tortugas, venados, mapaches, aves marinas, cocodrilos y en ciertas épocas del año incluso ballenas, lo que lo hace un punto de encuentro atractivo para turistas eco amigables de Europa, EEUU y Canadá.
El hospedaje en estos poblados cuyas calles todavía conservan el sabor de una villa típica de pescadores y los techos de teja y palapa dejan una experiencia atesorable.
Melaque ofrece una gran variedad de alojamientos, opciones de renta de casas y pequeños hoteles con precios bastante accesibles y en las fiestas de San Patricio (el patrono del pueblo) el 17 de marzo, echan la casa por la ventana con verbenas populares, demostraciones de jaripeo montando imponentes toros y festejos religiosos.
Por su parte, Barra de Navidad ofrece la memoria histórica de lo que fue un astillero español en el Virreinato, desde el cual surgieron expediciones hacia los mares del Pacífico Norte y las Filipinas, pero hoy ese sabor de puerto antiguo se mezcla bien con la frescura de la vida nocturna y la pesca tradicional de diferentes especies, como el marlín, vela, dorado y atún, que permite saborear mariscos frescos, calamares, almejas, pulpos, peces como el vela y el dorado entre otras delicias del mar.
Y qué decir de Cuastecomates, que a menos de diez minutos en auto de Barra de Navidad, es el primer pueblo y playa incluyente en el pacífico mexicano con accesibilidad para personas con discapacidad; adaptada con señalética, accesos, vialidades, mobiliario y equipo urbano y anfibio para que pueda ser disfrutada de igual manera por todos, sin importar sus capacidades físicas, además de ser un lugar cardioprotegido con servicios médicos de atención inmediata. Cuastecomates integra la selva tropical, la playa de oleaje tranquilo y la vista a imponentes acantilados en un pueblo pesquero con buena oferta de deportes acuáticos y una amplia variedad de palapas para disfrutar platillos regionales.
Pero lo mejor, como siempre en la playa, lo ofrece la naturaleza y los espectaculares atardeceres en el Malecón de Barra de Navidad, mientras los pescadores tiran sus últimas redes y las nubes se tiñen de rosa y lila sobre las aguas turquesa, sin duda es un espectáculo imperdible.