Tlaquepaque, Jalisco: un lugar mágico para conocer
Tlaquepaque, Jalisco es un auténtico Pueblo Mágico dentro de la Zona Metropolitana de Guadalajara. Qué esperas para conocer su variedad de restaurantes y actividades: ¡Tlaquepaque está lleno de aventuras!
A veces no es necesario salir de la ciudad para explorar pueblos llenos de folklore. Ese es el caso de Tlaquepaque, una comunidad llena de tradiciones que fue absorbida por la mancha urbana de Guadalajara y que se convirtió en el octavo pueblo mágico de Jalisco en octubre de 2018.
Lo primero que hay que mencionar en torno a este bello lugar es su tradición artesanal en el barro, como lo dice la mítica canción de Pepe Guizar, “Ay Tlaquepaque Pueblito, tus olorosos jarritos” y es que en materia de alfarería, este pueblo mágico se cuece aparte.
Su centro cultural, El Refugio, ubicado en Donato Guerra #160 en el centro de la localidad, es uno de sus grandes atractivos al tratarse de un ejemplo de la arquitectura regional de tintes mudéjares con su patio central y sus anchas paredes rodeadas de columnas. Originalmente, en su nada despreciable perímetro de mil metros cuadrados, fue edificado como convento y por ello lo pueblan leyendas de aparecidos y eventos paranormales aunque hoy su vocación es la de espacio para eventos, exposiciones, talleres y el Premio Nacional de la Cerámica, donde se exhiben anualmente las mejores piezas de las diferentes tradiciones de barro de la república y que cuenta con el museo de sitio “Pantaleón Panduro” cuya colección demuestra que la alfarería puede ser un arte mayor.
Si quedan ganas de ver una mayor cantidad de piezas con una curaduría que viaja por los siglos, el Museo Nacional de la Cerámica, ubicado a una distancia muy conveniente de El Refugio, cuenta con ocho salas dedicadas a este arte y tiene la ventaja de que la entrada es gratuita.
Otro espacio para visitar en este bello pueblo mágico es la Parroquia de San Pedro por su valor arquitectónico, un recinto franciscano donde se amalgaman lo bizantino y lo barroco con toques romanos, lo que la hace única e imperdible, así como el Santuario de Nuestra Señora de la Soledad, un templo neoclásico del siglo XVIII.
A la hora de comer, la visita obligada es el Andador Independencia, que cuenta con coloridos motivos como sombrillas colgadas entre los techos de los múltiples restaurantes habilitados en casonas, las tiendas de artesanías exclusivas como la célebre Joyería de Sergio Bustamante o los obesos mariachis de Rodo Padilla, además de tiendas de dulces típicos en un paseo pintoresco de calles peatonales.
Para la noche, para quienes gustan del mariachi y los equipales nada como el Parián, cuyo nombre se refiere a un mercado capitalino del siglo XVIII que adorno lo que hoy es el Zócalo durante el virreinato. Ahí se comerciaba con las mercancías traídas por la famosa nao de China y ahora, la única relación que guarda con su homónimo en Tlaquepaque, es que todavía lo frecuentan parroquianos con sed de marineros, aunque son pocos y el ambiente es familiar.
Con su colorido patio central y sus 19 cantinas, el Parián es uno de los centros turísticos más importantes de Jalisco, siendo su principal atractivo los innumerables conjuntos de mariachi que ofrecen sus canciones mesa por mesa y en el quiosco central.
La bebida tradicional son las cazuelas que consisten en un plato de barro con refresco de soda y una gran variedad de cítricos acompañados de tequila cuya combinación resulta un bálsamo para los calores de verano. No olvides brindar por la belleza de Tlaquepaque, uno de los pueblos mágicos más bonitos en todo Jalisco ¡Salud!